En nuestro caso había un sitio concreto, que bautizamos por aquél entonces como "la montaña imposible". Llegamos a pasar una mañana entera cayéndonos una y otra vez, hasta que su hermano, más joven, alto y fuerte lo consiguió tras bastantes revolcones, a duras penas y con alguna que otra ayuda.
Un tiempo después, tras haber cambiado mi pesada XR600 por una más ligera y endurera Kawa KLX300, lo primero que hice fue dirigirme hacia tan grande reto que, como una espina, estaba clavada en mi alma de enduro. El caso es que con aquélla máquina, más acorde con mis características, me llevó a la cima al primer intento.
No hace falta decir que mi siguiente acción, casi sin quitarme el casco fue pillar mi móvil y llamarle desde: "La montaña posible", o mejor dicho desde su cima, donde me sentía como el vencedor de la Edberg Rodeo. Una gran satisfacción, el gran reto había sido superado.
La Ramona, la trialera de los Genes, la de Jordi y muchas más, todo endurero tiene sus mitos, muchos de los cuales incluso tardan un tiempo en ser vencidos. Nunca hay que rendirse ante nada, ése es el verdadero espíritu del endurero.
El caso es que con el tiempo, según se va mejorando el pilotaje y adquiriendo tablas, el tamaño de los obstáculos va disminuyendo. A un tiempo se van afrontando otros nuevos, con lo que los anteriores quedan empequeñecidos.
Pero no nos engañemos, disfrutamos tanto los primeros como los últimos, siempre sigue viva la llama de la pasión y el reto endurero. El ir creciendo como pilotos, tanto como lo hacen los obstáculos, es sin duda una de las grandes recompensas de nuestro deporte.
También están los cambios que provoca la metereología. De repente, debido a grandes lluvias, puede hacerse una zanja ancha y profunda donde antes no la había, haber aparecido obstáculos nuevos y a veces no precisamente naturales, por lo que siempre debemos lleva un margen de maniobra por mucho que nos conozcamos la ruta.
Otra vertiente de este artículo, distinta sin duda, es el cómo cambian las dificultades, vuelta tras vuelta en competición. El paso de los pilotos, las roderas, los movimientos de piedras, aumento del caudal de ríos y arroyos, barro, etc. van modificándose a cada pasada y lo que antes era un pequeño charco o poza se puede convertir en un gran obstáculo.
Puntos que en un principio no presentan dificultad se pueden convertir en una trampa, una poza, o un punto difícil de superar. Por el contrario, es posible que algún piloto localice una trazada mejor, un buen apoyo que será copiado por otros mejorando el paso, sin embargo, precisamente por eso en la vuelta siguiente puede haber cambiado de modo absoluto.
Por ello antes de la carrera, algo que explicamos en anteriores artículos, es fundamental observar a pie las cronometradas y los tramos, prever posibles cambios y evoluciones del terreno. La experiencia será de gran apoyo en eso. Si no la tenemos, no hay como preguntar o hacerse acompañar en el recorrido por alguien más experto, que nos puede descubrir detalles que nos pueden pasar desapercibidos.
Una vez en carrera, en caso de duda podemos preguntar a otros pilotos, o incluso a los controles, no olvidar que aunque hagamos el recorrido solos, separados unos minutos en las carreras nunca estamos sin nadie, siempre habrá alguien dispuesto a ayudarnos.
Pase lo que pase, nunca dejaremos de disfrutar de lo imprevisto y lo cambiante, eso es una de las grandes sensaciones del pilotaje de enduro.