Cuando es inevitable la caída, en ocasiones dispondremos de un mínimo margen de maniobra, debemos aprovecharlo. Es increíble lo rápido que puede pensar el cerebro en estas circunstancias, pudiendo tomar decisiones que pueden hacernos evitar mayores daños.
En un principio, hay que intentar accionar el embrague, para que la moto avance ya lo menos posible, e intentar saltar con ambas piernas para el mismo lado, si es posible, sin soltar el manillar. Así podremos llevar la moto hasta el suelo y que termine tumbada en vez de seguir sola y descontrolada a toda velocidad.
Cuando se está cayendo, intentar girar o empujar la moto hacia un lado, mientras intentaremos que nuestro cuerpo sea el que esté hacia el lado de la pendiente. De ese modo la moto caerá debajo de nosotros y no al revés.
Además, de ser así podría caer dando vueltas sin control, provocando graves daños tanto en nuestra querida montura, como lo que ese peor, en nosotros mismos.
En otras ocasiones, cuando vemos que ya nos caemos, puede ser interesante empujar fuerte la moto del manillar hacia adelante, por ejemplo si nos caemos al subir un escalón. Es importante que la moto quede arriba, aunque nosotros hayamos caído.
Nunca deberemos dar un tirón, nos puede provocar lesiones complicadas. Si la situación se ve tan complicada que no podemos sujetar la moto, saltar hacia atrás, empujándola hacia adelante por el manillar.
Así evitaremos que nos caiga encima y procuraremos que la moto caiga hacia la subida en vez de rodar pendiente abajo. Además, es incluso posible que la moto ya haya superado el obstáculo o el escalón.
Los daños para ambos serán menores y tendremos una parte del trabajo realizado.
No obstante, en las caídas puede ocurrir de todo. A veces nos podemos encontrar de repente en el suelo pensando ¿qué ha pasado? Pero es muy importante que la moto jamás nos caiga encima. Las lesiones en este caso siempre son muy complicadas. Si vemos que a pesar de todo viene hacia nosotros, tratar siempre de empujarla y amortiguarla con las piernas apartándola todo lo que podamos hacia un lugar que no siga cayendo ni nos vaya a molestar.
Cuando nos levantemos, mirar primero si nos ha ocurrido algo, si la moto está en perfecto estado, la gasolina no se sale y no hay desperfectos de consideración. Lo más habitual puede ser que se hayan girado las manetas en su soporte y no estén en la posición adecuada. Revisar sobre todo los mandos, tales como frenos, pedales de cambio y freno y que las ruedas no hayan sufrido daños. Merece la pena perder un momento en revisarlo todo para evitar sustos o incluso una nueva caída.
Si vamos a tardar un poco en levantarla, cerrar de modo inmediato la gasolina, pero una vez esté vertical no olvidar nunca abrirla de nuevo, es un fastidio que se pare en medio de una subida complicada o en una trialera.
Espero que no tengáis que emplear demasiado estas cosas, pero conviene saberlas y evitar o reducir los problemas dentro de lo posible. Ya sabemos todos que caerse también forma parte de nuestro deporte.