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Prueba Yamaha WR250F modelo 2011. Incombustible y polivalente.

De nuevo en nuestras manos una Yamaha, en este caso la Yamaha WR250F modelo 2011, con pocos cambios, pero que representa una opción acertada, sobre todo teniendo en cuenta su precio. Una enduro que si bien en su momento marcó la linea a seguir, tal vez haya quedado un tanto olvidada por las novedades de la competencia. Sin embargo, dado el excelente planteamiento sigue siendo una moto de lo más válida.
Prueba Yamaha WR250F modelo 2011. Incombustible y polivalente.
La Yamaha WR250F es siempre una enduro de lo más fiable y eficaz.
Siguiendo la costumbre de las marcas japonesas, este año las novedades se ciñen a un cambio en los adhesivos y en el tarado de las suspensiones, para hacerlas más sensibles y eficaces.

La verdad es que los aficionados al enduro llevamos un tiempo esperando la llegada del nuevo motor, ya empleado en las motos de motocross de la marca de los diapasones, en cambio parece que todavía tendremos que esperar la llegada del ansiado propulsor con el cilindro inclinado hacia atrás, que tantas alegrías está dando en los circuitos.

No está de más en cualquier caso que hagamos un repaso a las características de esta WR250F.

La estética que recibe unos nuevo y más modernos adhesivos, sigue la linea de siempre, sin estridencias y más bien conservadora. El gran faro, casi trailero, preside la delantera que nos hará temer por su integridad cuando la rueda deel piloto que nos precede nos lanza alguna involuntaria pedrada. Si nos sorprende la noche, en cambio nos alegraremos de su presencia.

Saltan a la vista unos acabados muy cuidados, con buena calidad de materiales y detalles muy de agradecer, como son el rápido acceso al filtro de aire, algo que se agradece sobre todo en competición y que saben valorar todos aquéllos que miman su mecánica.

A los mandos observamos el manillar Protaper, muy cómodo para la mayoría de las estaturas, sobre el que observamos los siempre eficaces frenos Nissin, nuestros preferidos de siempre, además de el embrague, que en contra de la tendencia sigue siendo por cable, aunque resulta suave de accionar. Frente al manillar el display multifunción con los parámetros habituales y el siempre agradecido botón de contacto.

El conjunto de suspensiones viene firmado una vez más por Kayaba, recibiendo en esta ocasión nuevos reglajes, más cómodos y suaves, en un material que siempre es garantía de buen funcionamiento. El recorrido es de 300 mm la horquilla delantera, y de 310 mm. el amortiguador montado sobre bieletas.
Prueba Yamaha WR250F modelo 2011. Incombustible y polivalente.
Encontramos como es habitual el chasis de doble cuna de aluminio, siempre muy efectivo en todo tipo de situaciones. Bajo él encontramos el motor de siempre, con su culata de cinco válvulas de titanio y alimentado por el carburador Keihin FCR/MX37/1.

Pese a su buen funcionamiento, los endureros, que siempre queremos más, esperamos con impaciencia un nuevo motor, inspirado en el 450 que la marca emplea con éxito en motocross, ya alimentado por inyección electrónica. Pero ya sabemos que por cuestiones de costes y amortización de inversiones, las innovaciones siempre tardan más en esta marca en llegar al mercado.

En la caja de cambios, de nuevo con cinco marchas, encontramos una primera un tanto corta, ideal para las trialeras, pero que a muchos no acaba de satisfacer. No dudamos que cuando la marca japonesa ponga por fin su ansiada sexta marcha, todo el desarrollo será más equilibrado y permitirá un mejor aprovechamiento de las excelentes prestaciones de su motor.

Por cierto, el conjunto silencioso, colector de escape, protegido para no quemar nuestros pantalones, resulta muy efectivo en cuanto a contener el sonido, pero también es el responsable de que el motor parezca “frenado” y reprimido. Es como si el equipo diseñador del propulsor y el encargado del escape tuvieran objetivos diferentes.

El resultado es que nos llega a parecer en determinados momentos, como por ejemplo en subidas fuertes, que le falta algo, pero que se esconde en su interior. La competencia ha demostrado que se puede disponer un conjunto capaz de contener los decibelios y dar un buen rendimiento. Habrá que recurrir pues a la industria auxiliar, que dispone por otra parte de un catálogo impresionante de piezas especiales para este motor.

Detalles que acompañan al propulsor, como son el cubrecárter de plástico y el vaso de expansión son complementos siempre bienvenidos, sobre todo el primero, que debería ser de serie en toda enduro.

El peso, que supera por muy poco los 110 kg., se encuentra algo por encima de otros modelos de la competencia, pero en ningún momento lo encontramos alto cuando rodamos con ella. Sin embargo, cuando ya llevamos una buena paliza encima y tenemos que levantar la moto o moverla en parado, ya sabemos que hasta 100 gr. nos parecen muchos.

Una vez en el “puesto de mando” encontramos todo en su sitio, de forma muy natural y acertada. La apariencia en de mayor ligereza que su hermana mayor la WR450F. Tiramos del starter, apretamos el botón de contacto, después el botón rojo y el arranque eléctrico la pone en marcha al primer intento. Si alguna vez nos quedamos sin batería el arranque a pedal resulta también sencillo. Prueba Yamaha WR250F modelo 2011. Incombustible y polivalente. Cuando apretamos el embrague observamos que pese a ser por cable resulta suave. Vamos insertando marchas con un tacto excelente, aunque notamos la ya comentada relación algo corta de la primera y una quinta un tanto descolgada para rodar más desahogados por pistas.

Como buena 250 cuatro tiempos, tiene unos bajos dóciles, adecuados para las trialeras, con una excelente motricidad. A la hora de abrir gas responde bien al acelerador, teniendo en cuenta su cilindrada y la mayor atención que hay que dedicar al cambio cuando se pretende ir rápido de verdad.

Esta forma de pilotar tiene sus adeptos, entre los que nos incluimos, ahora a quien no le guste se ha equivocado de cilindrada. Eso no significa, para nada, que la WR250F, no permita un ritmo digamos “de paseo”, al contrario, lo acepta también sin rechistar, pero para seguir el ritmo de motos de mayor cilindrada hay que aplicarse con el cambio y el gas, con la seguridad de que las cosas siempre estarán bajo nuestro control.

Buena culpa de ello la tiene la parte ciclo de esta moto, tanto el chasis de aluminio como las suspensiones ofrecen total confianza para ello. Puede que la Yamaha no sea la más rápida en los cambios de dirección, pero si lo hace con nobleza y el aplomo necesario para marcar tiempos.

Por otra parte, en terrenos muy rotos y bacheados, va como sobre raíles, sin movimientos extraños que nos inquieten o nos hagan recortar el gas en un momento inoportuno. Prueba de la eficacia de esta enduro está en mundial de la especialidad, donde Victor Guerrero consigue grandes resultados con ella.

Su mecánica está más preparada, como requiere el alto nivel de competición, pero es un motor de los más estudiados, recordad que tiene como base el motor de motocross de la marca de los diapasones, ello hace que, sobre todo en el mercado americano, haya multitud de piezas especiales y preparaciones.

Algo muy destacable en este motor es su capacidad de girar muy alto de vueltas sin rechistar, da la impresión de que podemos ir en tercera, a tope de vueltas todo el tiempo que necesitemos sin ningún problema, hasta un límite que cuesta aguantar en otros modelos de la competencia.

Ello tiene sus ventajas por ejemplo en complicadas subidas, o en cronos donde podremos ahorrarnos cambios de marcha y por tanto pérdidas de tiempo.

Sí echamos en falta el algunos momentos ese “algo más” en la parte alta de revoluciones, lo mismo que, como sucede a este tipo de motores, ese pequeño vacío que se produce en ocasiones al cortar gas y volver a acelerar, pero ambas limitaciones tienen solución, la primera partiendo de un cambio de escape y colector y la segunda cambiando la bomba de aceleración, situada en la parte inferior del carburador, siendo esta segunda opción muy recomendable y más económica.

Este año los reglajes de suspensiones de serie, están enfocados más al enduro aficionado que al de competición, pero como siempre recalcamos, en un vistazo al manual de instrucciones, podemos adecuarlos a un uso más racing. Sin olvidar siempre que hay que anotar el punto de partida, es decir, como ya explicados en el artículo de “puesta a punto de suspensiones” (ver), el número de clicks que tenemos hacia la derecha y hacia la izquierda en cada tornillo de regulación, así, si nos equivocamos podemos volver al principio.

Como resumen, podemos decir que estamos ante una enduro que, si bien no es la más revolucionaria, es toda una garantía de fiabilidad, es fácil de preparar y este año cuenta además con el valor añadido de un precio excelente. A sus mandos siempre encontraremos una de esas motos que siempre van bien en todo tipo de situaciones. Una buena opción la de las motos azules. Sin duda alguna.

Foto 2: En las subidas fuertes, requiere una buena inercia, una vez adquirida nada detiene a la WR250F.

Foto 3: La facilidad de usos proporciona siempre un alto grado de efectividad y da la confianza necesaria para rodar muy rápido.

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