Cuando somos novatos en este deporte, nuestra tendencia natural es poner el pie en el suelo cuando las cosas se complican, es más es un recurso del que se suele abusar, pero el instinto de supervivencia manda.
Por tanto, los más altos lo tienen más fácil en este sentido. Sin embargo tampoco debemos obsesionarnos con el tema. Tenemos que jugar con las cartas que tenemos, no podemos hacer nada para crecer de golpe o para ser más pequeños.
Las elevadas alturas de nuestras motos tampoco ayudan. Son varios los recursos para acercarnos unos centímetros al suelo, bieletas de suspensión más cortas, subir las barras de la horquilla, menor precarga del muelle aunque estas soluciones nos quitan también distancia libre al suelo y condicionan también el comportamiento de la moto.
Rebajar la altura del asiento es otra solución, muchas marcas incluso ofrecen asientos más bajos o más altos, en sus catálogos. Resulta mejor rebajar el asiento en anchura que en altura, además queda más estético. Después se fija el tapizado de nuevo y ya tenemos nuestra moto más bajita.
Sin embargo, según vaya evolucionando nuestro pilotaje y vayamos adquiriendo más técnica, podemos ir adaptándolo a nuestras características físicas. Pilotos bajitos como Stefan Merriman (1’59 m) y Juha Salminen (1’70 m), dos de los mejores endureros de la historia, resultan ser además de los más técnicos.
Si observamos con detalle su técnica encontraremos detalles significativos. Ambos provienen del trial, por tanto procuran pasar las trialeras y zonas complicadas sin poner los pies. Cuando ven que no es posible, saltan de la moto corriendo a su lado apoyando peso en el asiento (para no perder tracción), sin perder ni un momento la inercia, para subir de nuevo a la mínima oportunidad. Ningún obstáculo les detiene.
Por tanto si nuestra estatura es baja, mejorar nuestro pilotaje debe pasar siempre por aprender a trialear, bien con nuestra enduro o pasar una temporada con una moto de trial. Debemos aprender a pasar las zonas a "cero" o al menos intentarlo. Poner el pie para nosotros no es un recurso fácil y además nos condiciona, según que casos, el reiniciar la marcha.
Cuando empezaba, intentaba hacer lo que mi amigo Luis Manuel Mateo... 23 cm. más alto que yo, aunque también más joven y en mejor forma. Eso significaba que cuando el ponía el pie para salvar un paso difícil, a mí me faltaban esos veintitrés centímetros para llegar al suelo. Consecuencia: el pasaba y yo me caía.
Como apasionado que soy de la técnica en todos los deportes que practico, o intento practicar, me puse a investigar, en videos, fotos, e incluso acudiendo a carreras donde pude observar qué recursos emplean los pilotos menos altos.
En las trialeras, la importancia de la inercia es mayor, debemos subir más rápido, ya que no contamos con el recurso de apoyar el pie. En caso de tener que hacerlo, hay que anticiparse y elegir muy bien aquéllos apoyos a los que podemos llegar.
Si decidimos bajarnos, hacerlo en marcha, antes de que la moto detenga su avance, ayudando con nuestro peso en el asiento, manteniendo a un tiempo el control sobre el acelerador, freno delantero y embrague. No detenernos bajo ningún concepto, a no ser que dispongamos de un sitio desde el que sea posible reemprender la marcha.
Cuando un piloto que nos precede se ha quedado enganchado, debemos buscar una alternativa de paso, o como acabamos de explicar pararnos solo en el punto adecuado.
En zonas de bosque cerrado, muy ratoneras o con roderas profundas tendremos ventajas, los más altos pueden golpearse con las ramas o dar con las rodillas en el manillar, motivo por el cual pilotos de élite llegan a poner protecciones de foam en la parte inferior del manillar cuando hay roderas de gran calado.
Por otra parte, hablando de gente con una forma física normal, por regla general, los pilotos "pequeños" pilotan mejor con motos de menor cilindrada. A su favor juegan la relación peso-potencia y que por regla general, no tienen la musculatura ni la fuerza de un piloto de 1’90. Cansan mucho menos y a la hora de levantarlas, necesitan menos esfuerzo.
Tener siempre en cuenta que mientras alguien más alto puede tener la moto inclinada 35º para sujetarla, alguien más bajito, para que no se le caiga en la misma posición, la tendrá a 45º, con lo que la misma moto le requerirá un esfuerzo superior y durante más tiempo.
Si nuestro nivel y forma física son muy elevados, ya podemos ir con cualquier moto que nos parezca más aproximada a nuestros gustos. Hay pilotos de gran estatura y peso que se sienten muy a gusto con 125 2T y 250 4T y hacen maravillas con ellas. Eso de "se quedan cortas" salvo en pistas largas, no es cierto, lo que se puede quedar corto es el pilotaje de quien las lleva, algo que a la mayoría cuesta mucho reconocer.
Juha Salminen ha ganado mundiales y muchas carreras en scratch en todas las cilindradas. También Iván Cervantes o Mika Ahola, que no son precisamente pequeños, tienen mundiales en E1.
Los pilotos más pequeños necesitarán siempre pulir su técnica para suplir una menor constitución física, tanto en enduro, como en todo deporte de moto, algo que ha explicado muchas veces Dani Pedrosa. Ello no quiere decir que los de mayor envergadura no precisen de un gran nivel de pilotaje, cuando se juntan un físico portentoso con una técnica de lo más exquisita, salen superpilotos como David Knight, por cierto, un excelente trialero.
Muchos pilotos de alto nivel incluso llevan puestas a punto distintas a lo habitual en sus motos. Por ejemplo Stefan Merriman, siempre lleva la parte de atrás más baja de lo normal, esto hace que la moto le cueste entrar más en curva, pero adapta su pilotaje a ello. El excelente piloto madrileño Fernando Tiagonce, tristemente fallecido hace poco, también llevaba una configuración parecida, pero se trata siempre de pilotos con mucha experiencia, con las ideas muy claras, que han probado muchas cosas.
En resumen, cada piloto debe adaptarse a lo que tiene, es algo que no se puede cambiar. No hay nada imposible. Con práctica y tenacidad se puede conseguir todo y cosas que en un principio nos pueden parecer muy difíciles, acabarán siendo un mero trámite.
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